El reciente fracaso de un acuerdo para entregar camiones con tecnología de hidrógeno a Nueva Zelanda, junto con la eliminación de un programa de reembolso gubernamental de NZ$100 millones para usuarios de hidrógeno verde en el presupuesto de 2024, hacen que la transición a esta tecnología energética tan elogiada sea cada vez menos segura.
En Nueva Zelanda, el hidrógeno verde (producido con electricidad de fuentes renovables) ha recibido un apoyo gubernamental de $186.3 millones desde 2017 hasta 2023. Este financiamiento ha permitido la creación de una red de repostaje de hidrógeno, conversiones y compras de vehículos, investigaciones y el establecimiento del Consejo del Hidrógeno de Nueva Zelanda (ahora Hydrogen New Zealand).
A pesar del entusiasmo por el hidrógeno como una alternativa limpia para varios sectores económicos difíciles de descarbonizar, como el transporte por carretera, la navegación y la producción de fertilizantes, existen críticas y desafíos fundamentales. Por ejemplo, algunos expertos han expresado serias preocupaciones sobre la eficacia y el costo del hidrógeno verde en comparación con alternativas más evidentes como los vehículos eléctricos de batería.
Es crucial que las críticas al hidrógeno verde sean parte del debate en Nueva Zelanda para poder tomar decisiones informadas. La narrativa sobre el hidrógeno verde debe permitir centrar los recursos limitados en aplicaciones con mayores posibilidades de cumplir con las aspiraciones de descarbonización y sostenibilidad de Nueva Zelanda, incluyendo la transición de industrias clave de combustibles fósiles al hidrógeno para producir acero verde, amoníaco verde y fertilizantes verdes.
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