En uno de los mayores complejos químicos de Europa, el grupo alemán Covestro está probando la fabricación de un producto clave utilizando azúcar como material base en lugar de petróleo, en un esfuerzo por reducir su huella de carbono. El proyecto piloto implica la producción de «anilina», un producto químico utilizado en la fabricación de espumas, que se utilizan ampliamente en colchones, sillones y aislamientos de edificios. A pesar de que la producción comercial a gran escala probablemente aún está lejos, el experimento marca un pequeño paso en la batalla de la industria química por reducir las emisiones de carbono, en un momento en que la Tierra enfrenta una seria emergencia climática.
De los 100 millones de barriles de petróleo producidos diariamente en todo el mundo, «una cuarta parte va directamente a la industria química», según Walter Leitner, de la Universidad de Aquisgrán, que ha estado involucrado en el proyecto de anilina por una década. La anilina es el ingrediente base del MDI químico, que es un material esencial en la fabricación de espumas. Tradicionalmente, la anilina se ha obtenido de derivados del petróleo crudo como la nafta y el benceno, pero su producción emite grandes cantidades de dióxido de carbono, un importante gas de efecto invernadero.
Algunos expertos son escépticos sobre este enfoque, especialmente en lo que respecta al uso de biomasa cultivada. Sin embargo, la industria ha establecido que utilizar materia vegetal en los procesos de producción probablemente genere emisiones de gases de efecto invernadero significativamente menores que el uso de combustibles fósiles. A pesar de los desafíos que esto presenta, otras compañías químicas alemanas, como BASF, están experimentando en esta área. Mientras se buscan reducciones significativas en las emisiones de CO2 en los procesos de fabricación, también es importante demostrar que estos proyectos pueden ser rentables en un entorno competitivo.
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