La mayoría de nosotros que vivimos en el hemisferio norte tenemos un problema fundamental: queremos reducir nuestras emisiones de carbono, pero también necesitamos calentar nuestros hogares. La buena noticia es que hay una manera de hacer ambas cosas mediante la creación de redes térmicas. Una red térmica es un sistema de tuberías subterráneas aisladas que distribuyen calor directamente a los hogares y otros edificios utilizando calor generado a partir de fuentes limpias, incluidos reactores nucleares.
En lugar de utilizar sus propias calderas, chimeneas o calefacciones eléctricas para calentar los edificios, los consumidores recibirían calor directamente de una empresa de servicios públicos. Esta es una oportunidad que está lista para crecer a medida que Canadá expande su suministro de energía nuclear y crea más calor en el proceso, especialmente con la expectativa de que los reactores modulares pequeños comiencen a operar en la próxima década.
Estos sistemas son capaces de enviar calor de manera eficiente a través de tuberías enterradas a hogares, escuelas, hospitales, edificios de oficinas, centros comerciales y otras estructuras, reduciendo en gran medida la demanda de electricidad y combustible de calefacción y dejando espacio en la red eléctrica para satisfacer la creciente demanda de carga de vehículos eléctricos y bombas de calor.
Hasta un 70 por ciento de los canadienses viven en comunidades que podrían ser calentadas por redes térmicas. Las redes entregarían agua caliente que calentaría los edificios de la misma manera en que los radiadores domésticos distribuyen el calor, pero en una escala pública mucho más grande.
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